Existen momentos de desesperación en donde mi corazón se agita y se retuerce, en donde mis pensamientos quieren deslizarse desde mi lengua hacia algún aparato electrónico y gritar lo que siento. Instantes en los que el calor de mis sentimientos evapora la lluvia que no alcanza a caer y todos los refrigeradores del mundo crujen. Minutos en los cuales mi mirada fulmina cual láser las paredes que me atrapan y no me permiten escapar de esta desidia. En ese período la luna olvida su tarea para con el mar, y se enfoca en los fluidos sanguíneos de mi cuerpo: ¡Oh corazón cómo lo haces! ¡Oh corazón, me sorprende que no explotes!
Dime corazón, ¿algún día te cansarás? Y si algún día ya no puedes más, ¿cómo lo sabré?
¡Oh corazón! me tienes preocupado, ¡Oh corazón! tú estás ocupado.
Pero luego de la desesperación, de esta vida interna vivida tan álgidamente, la sangre se calma, los refrigeradores dejan de crujir y el crucifijo caído no significa nada más que un viento peculiar. Es cuando el corazón se calma, la tormenta se aleja: ¡Oh corazón, cuéntame tu secreto! ¡Oh corazón, no me abandones!
El secreto se desvela con la calma: este corazón ha cometido incontables errores, tal vez demasiados, pero la autoría del gran error capital, que el corazón confundió como suyo, no le pertenece. Este corazón debe estar tranquilo puesto que todo el futuro que se ha borrado no debe pesar en su interior. Y es entonces que este corazón se da cuenta de que puede sufrir, pero no debe cargar con el error de todo lo hermoso que no podrá ser. La desesperación se diluye porque no existe presión, y corazón se vuelve grande, y puede recibirte. Alberga esperanzas, pero las esperanzas son bastante difusas porque la vida está muy confusa. Corazón tiene una habitación personalizada en su interior, ¡Oh corazón qué harás! ¡Oh corazón que el tiempo nunca sea un motivo!
Lamentablemente corazón tiene una memoria bastante limitada y es muy probable que en alguna de esas fechas del recuerdo vuelva a caer en las trampas de la luna ¡Oh corazón debes ser fuerte! ¡Oh corazón has obrado bien, no lo arruines! ¡Oh corazón es de noche, vamos a recorrer el mundo de los inmortales!
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