El corazón humano es aproximadamente del tamaño de un puño, de tú puño.
¿Qué cabe en tu mano?
Poco cabe en una mano y menos en un puño, pero curiosamente cabe mucho en un corazón. En el corazón correcto podemos encontrar selvas, pueblos y animales, países, estrellas y movimientos culturales. También es posible, en corazones con algo más de práctica, encontrar otros corazones. Porque los corazones, a pesar de vivir separados por carne y hueso de otros corazones, son capaces de contener y cuidar de otros corazones. Y en una de las conexiones más bellas y poco comunes, un corazón puede contener a otro corazón para cuidarlo al mismo tiempo que este otro corazón contiene y cuida al primero.
Hay que destacar que hay corazones que se cansan, corazones que ya no quieren contener y cuidar a otros corazones porque no se sienten contenidos ni cuidados. Y también hay corazones que cometen errores y no contienen y cuidan de la mejor manera a otros corazones, dañándolos y haciéndoles sentir que no son contenidos ni cuidados.
Pero también hay corazones que se proyectan, corazones que tienen ilusiones, corazones que ven más allá de lo evidente. Estos corazones creen en otros corazones, estos corazones tienen la habilidad de latir más allá de las posibilidades y creer en otros corazones, creen que los latidos de otros corazones pueden cambiar para bien, porque son corazones soñadores, corazones que creen en otros corazones y su capacidad de afectar el mundo. De todas formas, por mucho que estos corazones crean en un futuro, en la capacidad de otros corazones, ellos también dependen de la contención y el cuidado, y sin éstos, poco a poco se van secando y dejan de poder contener y cuidar corazones.
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