Una hermosa frase que no parafrasearé decía algo así como "el dolor es una certeza, el sufrimiento una opción". Ahora pensemos un poco más allá utilizando estas palabras. Nacemos del dolor y morimos en el dolor. El vivir es doloroso, en cada momento en el que expresamos ansias de vivir estamos sintiendo dolor. El problema es que la manera en la que se ha narrado la forma en la que en el conjunto concebimos lo que se daría llamar "vivir" ha sido una forma muy fantasiosa que le ha entregado características míticas al vivir. La utopía se ha transformado en lo que percibimos a través de la narración en la cual ponemos nuestro entusiasmo y buscamos creer, pero que a cada momento nuestros sentidos contradicen.
Ya por el simple acto de respirar por primera vez sentimos dolor. Los músculos necesarios para llevar a cabo tal acto indispensable para vivir necesita ser utilizados, las fibras se rompen y los músculos se regeneran al mismo tiempo que se fortalecen. Piensa en cualquier acto, cualquier movimiento que realices. Hasta el aire se resiste a tus disposiciones dándote la pelea, la gravedad te recuerda por qué te debes cuidar del suelo. Pensar es recurrir al dolor, amar es recurrir al dolor.
Pero no seamos ciegos, la frase continúa. El sufrimiento es una opción, porque si bien no podemos evadir el dolor, sí podemos rodear el sufrimiento. Ese sufrimiento no nace del dolor, nace más bien de la decisión que tomamos ante la percepción del dolor, el sufrimiento es lo que pensamos que sentimos cuando sentimos dolor. El sufrimiento es un segundo orden que no corresponde al verdadero estado de las cosas, y en ese sentido está en nosotros, en ese sentido somos los responsables de sufrir.
Lo triste es que también somos responsables del sufrimiento de otras personas, porque no solo causamos dolor a otros sino que también damos una interpretación de la realidad y añadimos narración al dolor, hacemos sufrir sin que este sea nuestro objetivo, pero sí es nuestra opción.
Hace unos días publiqué el fin de este blog, me equivoqué. Pasé del dolor al sufrimiento, tomé el sufrimiento como una forma de serle fiel a un ideal, tal vez como un castigo. Abracé el sufrimiento. Ahora abrazo el dolor e intento no agregarle aquella estúpida y adornada narrativa que a veces entrega algo de satisfacción en el acto masturbatorio según el cual nos intentamos justificar recurriendo al contexto, adormeciendo la sensación de dolor por medio de un sufrimiento que solo nos permite mirar nuestro ombligo.
Por suerte recapacité, entendí que en realidad este blog fue creado desde el fuego de la desesperación, desde la ausencia de un espacio que se resiste, la realidad de la humanidad, la duda instalada. Muchas veces se señala que no existe "lugar a dudas", falacia. La duda siempre está presente. Está presente en el odio y en el amor más puro. La duda es la estabilidad en su día libre, la duda es el cemento que una vez se seca fortalece la estructura. Es curioso, en mi debilidad dudé y ahora la duda ha dado paso al sustento que entrega la decisión. Estoy seguro de que en más de una ocasión recurriré al sufrimiento otra vez, pero también estoy seguro de que en mi conciencia orbitará la idea de que mi sufrimiento es una opción, y podré empoderarme, podré optar realmente. Porque no se trata de vivir una vida de la manera correcta o incorrecta, sino que se trata de ejercer autoridad sobre las decisiones propias, sean cuales estas sean, pero optando por ellas. Van Gogh no perdió una oreja, van Gogh la dejó.
A nivel personal debo confesar que estoy en un momento delicado de mi vida. Hace unas semanas la mujer por la que mi corazón late se decidió y me dejó. Ella tuvo sus razones (grandes razones) obviamente, pero dejó latiendo un corazón que por casualidad vive en mi pecho. Esto me ha golpeado y he andado bastante errático, también he estado en una sequía de pensamientos y un exceso de autocompasión. Por eso, después de lograr procesar la enseñanza, quise compartirla en el lugar adecuado, porque mi sufrimiento no era un subproducto de su decisión, no señor, mi sufrimiento era mi opción, una estúpida opción. Claro que el dolor persiste, cómo evitar aquello cuando realmente amas, pero no significa que se le deba entregar un pase libre a la autocompasión y el sufrimiento. Dejé de comer carne hace unos meses por lo basura que me hacía sentir que en realidad un plato de machas fuera en realidad el equivalente a 15 vidas tomadas solo por mi banal goce y a cambio del puto dinero. Ni si quiera soy propietario de mis asesinatos, me río en el lujo y asesino de manera neutral usando billetes de monopolio. Siento que el sufrimiento no es más que el reflejo de la propia vanidad, sufro no solamente porque ella me dejó sino que sufro porque no puedo aceptar que ella me dejó, así como se toman 15 vidas para untarlas en queso sin necesidad, sin hambre, sin razón.
Volviendo a una idea anterior que no alcanzó a nacer, la ausencia de dolor o por lo menos la apariencia de ausencia de dolor es un problema moderno. Están estas redes sociales, vemos rostros y textos felices inmunes al dolor, pero es solo una puesta en escena a través de los medios de los que los humanos disponen. El dolor es permanente, aunque tal vez baje su intensidad. El dolor nos permite adentrarnos en el mundo tal como es. No hay porque ser un monje que un día se levanta y decide mantener su brazo alzado por siempre para percibir el dolor. No, el dolor se puede percibir a diario, dolores menos intensos, pero no menos útiles. Se debe abrir las percepciones para amplificar y enfocar hacia este dolor. Lo doloroso del vivir nos permite concentrarnos y conectarnos con una sabiduría interna que todos poseemos, nos permite dialogar con sinceridad. Sin dolor no conoceríamos los contraste de lo hermosa que es la vida. El dolor y el amor deben ser opuestos, pero opuestos necesarios.
El dolor es una realidad que no se puede evadir, pero el sufrimiento es una opción. Estamos rodeados de realidades y de opciones, hagámonos responsables y optemos. Amor es dolor. Por eso el amor es una realidad, y allí está lo hermoso de poder amar y ser amado, vivir en la realidad.
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