Soy infeliz por mis expectativas de felicidad, así como soy feliz por mis expectativas de felicidad. Un camino, buscando el hoyo en uno, la canasta perfecta que golpeé la red y la red solamente.
Se trata de del control. Como temática, reiteradamente vuelve. Tener control de lo que va a ocurrir o de al menos lo que no va a ocurrir. Quizás puedan existir las violentas madrugadas sin que estas signifiquen algo más que un nuevo amanecer.
Mi preocupación en estos momentos está disparada, al igual que las lágrimas. Pienso y siento; un mundo pequeño y acotado; el alma se hizo carne con todo lo que ello conlleva, dolor, penas y alegrías. Una vida llena de situaciones fuera de control, que aparecen una tras otras y se dejan atrás; otras quedan, pero son solo un adorno de lo realmente importante. No me quiero poner religioso, pero esta concepción religiosa de lo que nos hace especiales no deja de tocar algún tipo de tecla. Resuena.
El abrazador y sin extremidades, golpea el resultado de eones de erosión. Algunas fueron rocas, otras caparazones de quienes estuvieron antes que nosotros. Cuanta vida ha existido y ha dejado de existir.
En la cocina una sombra; pese a la ausencia de sustancia, su presencia no es amenazadora. Está mirando, quizás cuidando. No; estás observando. Está preocupada. No encuentra palabras; no encuentra forma de conectar. Quiere entregar su apoyo. No está desesperada, pero tiene la necesidad de hacerlo saber. Está y eso es importante. Te pregunto, ¿has vuelto? Y no lo sabes, por lo tanto, no pudiste decir.
Una ciudad telúrica se apaga mientras otra recién comienza. Cuántos años de distancia se viven en la luz, en ese tiempo, en ese momento y en todos los momentos del ahora.
Estamos pendientes. El corazón se crece; puede llorar y acongojarse a ratos, pero definitivamente crece.
Las palabras brotan porque son necesarias. Hay que hacer espacio para respirar y seguir con el flujo acompasado.
Mientras, un alma se mece bajo el incesante baile de las copas de unos eucaliptos que por fin han dado sus flores. Un anhelo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario