Pongo el guion de lado para hacer presente la distinción entre el yo que experimenta y el yo que narra. Una parte de ti, y de todos (salvo las computadoras) está exactamente en el instante, sintiendo y pensando. Este cúmulo de percepciones producto de la experiencia es ordenado y dotado de sentido mediante las narraciones que te inventas.
Creo importante recalcar esto, porque así entendemos que incluso lo que "está dado" o es "evidente", no es más que una concatenación de sentidos articulados en lógicas narrativas que cohesionan y hacen aprehensible la existencia para nosotros como una unidad. Puede que sea aquel puente que se establece entre inteligencia y consciencia, pero es aventurado tirar ese tipo de narraciones en el aire.
Siento un chiflón de aire en el rostro cuando no debería haber posibilidad alguna. Dime por quién se mueven estos átomos y a dónde va el sentido. Narraré lo que tenga que narrar ahora que sé que soy un dios. Un dios de tantos, pero un dios que comienza a comprende su lugar en el reino.
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