martes, 18 de junio de 2013

Los días son fáciles

Los días pasan, la vida pasa.
¿Existen personas importantes en nuestras vidas?
Tal vez, pero lo que no existen son personas indispensables.
Es fácil entrar en una vida y salir.
Demasiado fácil.
Sospechosamente fácil.

Entonces las palabras no son más que palabras.
Los abrazos no son más que tacto, recuerdos que se vuelan con el viento.
La vida continúa y a nadie le importa.
Las vidas se acaban y a todos se les olvidan.

Un día más, un día menos.
Los días no tienen importancias.
Creía en las promesas, pero las promesas son días.
No creo en un dios, pero tampoco creo en las personas.
No existen los ideales y todo cambia.

A fin de cuentas todos quieren pasárselo bien.
No hay excepción, las complicaciones no son parte del plan.
El amor de dos es un invento y quienes lo sienten aman solos.
"Si te ríes, todo el mundo ríe contigo. Si lloras, duermes solo"

Debería estar orgulloso porque puedo sentir amor.
Pero no lo estoy, nunca me ha servido ser distinto.
El egoísmo lo es todo, cada uno vela por sí mismo, incluso "en amor".
Voy a sonreír aunque no esté feliz, así todos me querrán en sus vidas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"el amor es un invento capitalista; te doy todo y tú no me das nada, sólo haces que llore de madrugada y que me ahogue en vasos de agua"
parece que justo aparecía en la canción que había puesto, pero no estoy segura si es esa o no.

Me preguntaba, ¿por qué quieres ser parte fundamental de la vida de algunas personas, si dices que todos sin excepción quieren pasársela bien? Es extraño apegarse a ello, aunque más bien la mayoría de los apegos son raros.

Mira, hace más de 10 años que recuerdo cada día a una persona. Hace más de 5 que recuerdo a un gatito (con el que salíamos a pasear), y estuve un año llorando todos los días por él. Hay además otros casos por supuesto, pero son demasiado patéticos. En fin, ambos en su momento fueron indispensables, lo que me hizo desarmarme y sentir como si me sacaran las costillas o me intentaran ahogar durante todo el día.
No es fácil que las personas desaparezcan, e incluso en la fantasía de los fantasmas, creo que tampoco lo sea para ellos. Si una persona se va, independiente de la manera que sea, el espectro se queda con nosotros, y nos conversa y vivimos con él. Así que... creo que más bien podemos decidir si los dejamos o no ir, o de qué manera permitimos que los espectros nos acompañen. A veces aún me ahogan, aún me duelen, pero también soy capaz de sonreir por los recuerdos que invento, y también por los que de alguna manera, podría llamar más reales.

Y para terminar... ¿cómo estás Francisco?

franciscow dijo...

Que las personas quieran pasárselo bien es solo una constatación, un dato a modo de directriz.
Quiero ser parte de la felicidad de las personas que quiero porque quiero hacer sentir mi presencia en el mundo que me rodea y así tal vez generar lazos que me hagan vivir más allá de mi propia vida sin tener que esperar a la muerte para ello.

Además estoy dolido con las palabras que las personas pronuncian y que no son más que palabras. He querido creer en palabras con calidad de promesas que en realidad tienen el mismo peso que el polvo en el viento. Es un error que me pertenece, pero también es un error que tengo que abrazar porque surge de un enfoque de vida personal que ni siquiera me propuse.

Y por último, para contestar a tu pregunta: estoy perdido y confundido, lo cual es mi estado basal, solo que desde hace años que no lo experimentaba en su plenitud... Y ¿ha mejorado tu suerte Daniela?

Anónimo dijo...

Espero que ya no estés dolido con palabras, que no son más que palabras. Creer en las promesa es un error que creo cometemos todos. Las promesas son como jugar a ponerle candado a un lapsus, son inestables y frágiles al tiempo que las sostiene. Las promesas son ciegas, no saben para donde van. No hay que confiar en certera seguridad superficial.
Prometer es un nacimiento verbal, que siempre termina en la muerte.