La vida simplemente es así y funciona de formas misteriosas.
Días o semanas después del último escrito, apareció un libro con datos asombrosos del mundo. Entre ellos se encontraban datos de animales y allí llegó la sorpresa: los ostiones tienen ojos, y no solo un par, pues tienen entre 30 y 90 ojos, pudiendo llegar a más.
Entonces el acto final de este bicho, por el cual tuve una revelación, en realidad nunca fue una suerte de milagro. Pero estoy siendo injusto, pues el ostión continuó con su vida sin fijarse en este humano.
Fui yo quien cometió el error desde la más impúdica ignorancia.
Si tengo que ser sincero, una pequeña parte de mí se sintió algo decepcionada. Pero la mayor parte simplemente rio.
Como suele ocurrir, el voluntarismo pudo más y proyecté mis conocimientos en un mundo que apenas entendía, y que sigo sin entender.
Fueron dos años y medio sin comer carne por no tener idea de la biología del dichoso molusco.
La realidad se conforma de muchos hechos que nunca ocurrieron. Algunos le dice el efecto Mandela, pero creo que la experiencia humana en su máxima expresión.
Tantos momentos y tantas contradicciones. Quién sería sin un pequeño molusco prestidigitador.
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