Hoy tuve una entrevista con el pasado, el pasado me habló.
No puedo reproducir las cosas ni la forma que tomó, pero me atrajo hacia su seno.
Se implantó en mí la idea de que lo perdido ya no vuelve, y es en este sentimiento que hallo la idea de escribir esto.
Quiero dejar de manifiesto que la verdad se encuentra en los sueños, lo idílico es la materia prima de la realidad y no puedo callar en torno a esto: un diálogo con el pasado es la fuente de aclaraciones de un futuro todavía próximo, y la certeza de la existencia de un porvenir que se encuentra más allá de lo que podemos soñar.
Así mi entrevista recopiló datos, de los necesarios para poder continuar en una existencia, a falta de un toque de lo que algunos llaman realidad mundana, la imaginería hizo posible lo que las palabras y las imágenes no son capaz de hacer: lograr que el pasado hable con sabor al ayer. Las cosas han cambiado, y está demás decir que las personas también, los anhelos son lo único sobrenatural y místico que podemos encontrar, no es lógico esperar que las personas que conocistes en algún tiempo singular sigan siendo lo mismo que fueron, y menos para llenar el vacío de tu existencia melancólica.
No me duele el estómago al hablar de esto, nada cambió porque fue solo un sueño.
Eso sí, un sueño necesario junto a un diálogo merecido.
Ocho años y lo obtuve, vale la pena persistir siendo el mismo, en una mismidad ajena a la realidad.
Viendo la realidad onírica, me quedo en un despertar tranquilo.
No puedo reproducir las cosas ni la forma que tomó, pero me atrajo hacia su seno.
Se implantó en mí la idea de que lo perdido ya no vuelve, y es en este sentimiento que hallo la idea de escribir esto.
Quiero dejar de manifiesto que la verdad se encuentra en los sueños, lo idílico es la materia prima de la realidad y no puedo callar en torno a esto: un diálogo con el pasado es la fuente de aclaraciones de un futuro todavía próximo, y la certeza de la existencia de un porvenir que se encuentra más allá de lo que podemos soñar.
Así mi entrevista recopiló datos, de los necesarios para poder continuar en una existencia, a falta de un toque de lo que algunos llaman realidad mundana, la imaginería hizo posible lo que las palabras y las imágenes no son capaz de hacer: lograr que el pasado hable con sabor al ayer. Las cosas han cambiado, y está demás decir que las personas también, los anhelos son lo único sobrenatural y místico que podemos encontrar, no es lógico esperar que las personas que conocistes en algún tiempo singular sigan siendo lo mismo que fueron, y menos para llenar el vacío de tu existencia melancólica.
No me duele el estómago al hablar de esto, nada cambió porque fue solo un sueño.
Eso sí, un sueño necesario junto a un diálogo merecido.
Ocho años y lo obtuve, vale la pena persistir siendo el mismo, en una mismidad ajena a la realidad.
Viendo la realidad onírica, me quedo en un despertar tranquilo.
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