sábado, 3 de septiembre de 2011

Pérdidas

Lo sincero, lo honesto, lo correcto. Son tópicos, son ideales.
Relatamos lo que queremos mostrar, y nos mostramos cuando relatamos.

Hay opciones, hay caminos y aviones. Así también hay canciones, así también hay que asumir lo que se hace... Pero ¿cómo asumir lo que no hacemos?
De un tiempo a esta parte, las personas no son más que relatos acomododas de verdad, mil vidas en un cuento que todos cuentan, mil cuentos en sus relatos y mil relatos a partir de cada relato. Y de este relato sobre relato, lo único que queda en confiar a ciegas. Darse por entero, aun cuando lo máximo que puedas entregar es la mitad de uno; ese es tu entero, en eso te juegas.

Relaciones de amistad que van caducando, sentimientos que se ahogan en realidades paralelas que resultan ser la "reales" realidades. Sentimientos que se acunan de experiencias que no fueron tales. Y te refugias en pensar en todos tus muertos, y estos se turnan un paseo diario por tu habitación.

El sueño ya no llega tan fácil y menos las palabras correctas. Y cuando recuperas la cordura por un segundo, por un instante, te das cuenta de que es de noche y que el frío no se puede sanar con pensamientos. Y te encuentras en solitario, excluido del mundo que sigue su juerga eterna donde las gentes bailan con gentes y a nadie le importa un carajo.

Los sentimientos son individuales, no masivos. Se comparten en un toque personal, y si bien coincidencias de sentimientos pueden reverberar en grupos, la verdad es que están abandonados a su solitud en multitud. Llenando el espacio van rebotando unos contra otros, y piensan en emociones compartidas cuando no es más que una farsa que se demuestra día a día cuando el toque sustancial deja de ser sustancia y el segundo eterno se transforma en un tercero, un cuarto, y la unicidad del mundo se fue.

Pero ¿qué es lo que duele tan fuerte?
El dolor proviene de la falta de poder de la ilusión del "eres especial". Cómo ser especial cuando nuestro interlocutor que intenta dar especialidad nos es más mundano que el puto mundo que no se separa del entrelazado.

No soy único, no hay reservas para mí. Ese opio ya no te hace volar.
El sentido ha sido la búsqueda de sentido, a pesar de aparecer fantasmalmente. Y el dolor va a seguir doliendo y las personas van a seguir bailando. Y voy a dejar de aspirar a ser único porque perdí en el primer intento, y para ser único se debe ganar a buenas y primeras.
El egoísmo ilustrado es egoísmo y punto, no hay por qué disfrazar lo que no es. Y el ser un pendejo es lo que me queda, porque la vida da coletazos a quienes se sienten muy cómodos en su refugio de amor: y las promesas no se cumple, y las verdades nunca fueron tales, pero de todas maneras alguien bailará y estoy seguro de que no seré yo.

Las condiciones están: estoy con todas las de perder, y voy a perder lo que ya perdí y más, porque pretendo la senda. Pasarán las noches, y hablaré de futuro. Pero estoy seguro de que perdí por segunda vez, doblemente perdedor.

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