Ciclo, reciclo y la duda.
No existe la manera justa, el instante preciso. Por más intuición alumbrada que se tenga en una vida de momento en determinación, por más que la canción precisa produzca un agrio o dulce sabor en el paladar, las ideas y pensamientos se mezclarán dejando al mundo en el mismo vaivén que confunde a la determinación más pura, al instante más preciso y la precisión se fue al carajo.
Aún así, la fortaleza que es iluminada por la idea de un ave fénix que abatida resurge de las cenizas.
Es precisamente así, y no de otra forma, que las cosas deben ser y se viene a la mente por decreto.
Autocrático hasta el final, a menos de que se demuestre lo contrario, que como en todo, y ley física del sentimiento, siempre existe ese espacio que da pie a la duda mientras se observa desde un balcón hacia el vacío: "y si ahora me lanzo ¿volaré?"
Sabor a canela cuando la mezcla solamente incluye un puto té chino y vainilla, confundiendo a las papilas gustativas. Pero qué va, si en realidad la luz del sol iluminará cuando es debido, todos los días por el resto de mi vida y tal vez la tuya.
No existe la manera justa, el instante preciso. Por más intuición alumbrada que se tenga en una vida de momento en determinación, por más que la canción precisa produzca un agrio o dulce sabor en el paladar, las ideas y pensamientos se mezclarán dejando al mundo en el mismo vaivén que confunde a la determinación más pura, al instante más preciso y la precisión se fue al carajo.
Aún así, la fortaleza que es iluminada por la idea de un ave fénix que abatida resurge de las cenizas.
Es precisamente así, y no de otra forma, que las cosas deben ser y se viene a la mente por decreto.
Autocrático hasta el final, a menos de que se demuestre lo contrario, que como en todo, y ley física del sentimiento, siempre existe ese espacio que da pie a la duda mientras se observa desde un balcón hacia el vacío: "y si ahora me lanzo ¿volaré?"
Sabor a canela cuando la mezcla solamente incluye un puto té chino y vainilla, confundiendo a las papilas gustativas. Pero qué va, si en realidad la luz del sol iluminará cuando es debido, todos los días por el resto de mi vida y tal vez la tuya.
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